29 de agosto de 2011

El Kybalion de Hermes Trismegisto y el conocimiento científico

En una anterior publicación señalé que el término “conocimiento” presenta una ambigüedad de proceso – producto, que nos permite vislumbrar un relativismo en la obtención del conocimiento, debido a que son las circunstancias que rodeen al sujeto cognoscente, condiciones de experiencias, de observación, de percepción del fenómeno u objeto que estemos conociendo, las cuales son interpretadas, transformadas y utilizadas de conformidad con los “pensamientos” de cada individuo. El conocimiento carece de universalidad, la producción del conocimiento es subjetiva, en tanto las representaciones mentales internas que generamos en el proceso cognitivo, por lo que entiendo que el “conocimiento”, en su acepción de saber o sabiduría o información determinada, ostenta una visión particular y relativa de magnitud considerable.

A lo largo de mi formación profesional, como operador jurídico, he estado involucrado en la creación del conocimiento, sujeto a un proceso lógico y formal. En palabras del Dr. Pedro Chavez, creando conocimiento con orden en los pensamientos, expresando con claridad lo que pienso (o pretendiendo hacerlo), haciendo interpretaciones adecuadas, asumiendo un actitud crítica y cuestionando todo aquello que no tenga una “lógica formal” ajustada a mis parámetros cognitivos. Pero, ¿acaso no existen otras formas de conocimiento válidas ajenas al conocimiento creado a través de una lógica formal? Estimo que sí. Hay varios tipos de conocimiento, tales como el empírico, el filosófico, el científico, por mencionar una cierta clasificación; que por lo general, tienen una preeminencia en los procesos generadores de conocimiento, haciendo de lado y despreciando el conocimiento o información que tiene un distinto matiz. Tal es el caso que encuentro dentro del libro de El Kybalion de Hermes Trismegisto o Tres Iniciados, conocido en el antiguo Egipto como “El elegido por los Dioses”.

Indagando un tanto sobre el origen de El Kybalion, encuentro que, para iniciar algunas reflexiones sobre el mismo texto, existe incertidumbre sobre el autor o autores de la obra, ya que algunos atribuyen la autoría a Hermes Trismegisto, en tanto que realmente la obra data de ser escrita por autor anónimo en los inicios del siglo pasado, tomando como base los principios de lo que se conoce como filosofía hermética, cuya denominación tiene raíz en el motivo que ha permanecido cerrada u oculta para el conocimiento de la gente, únicamente sabrán de ella, quienes tengan “oídos abiertos”. Dice el Kybalion que “no echar perlas a los cerdos” o “dar leche a los niños y carne a los hombres”.

Desde mi perspectiva, esta filosofía hermética no es diferente de la filosofía en general que se predica y se estudia a nivel posgrado, ya que encuentro similitud sobre la especulación existente y sobre las particulares realidades hermenéuticas que las generan. Revisando los postulados de los grandes filósofos griegos, existen grandes similitudes con los principios que menciona El Kybalion. No abundaré en el tema, ya que podría ser el motivo de un gran tema de tesis, pero mencionaré que lo señalaba Aristóteles sobre la sustancia o esencia de las cosas es inmutable o invariable, encuentra conexión con los principios de mentalismo y de generación que señala esta obra esotérica, aunado a que la concepción de lo que entendía por “virtud”, en el pensamiento del Estagarita, señalando que todo opuesto contiene la misma esencia únicamente difiriendo sobre el grado de vibración o nivel que contiene de ella, gran coincidencia con los principios de vibración y de polaridad de El Kybalion.

Curioso resulta que las enseñanzas y postulados de Aristóteles revistan una mayor importancia y aceptación, dentro del mundo filosófico y científico, que aquellas pregonadas por El Kybalion y sus principios de la ciencia hermética. Podría dar una razón de tal circunstancia, bajo el argumento que existen muchas proposiciones, axiomas y máximas de la llamada “ciencia hermética” que se dan por sentadas sin admitir cuestionamiento ni otorgar razonamiento alguno, pero creo que dicha postura segregaría al conocimiento que nos puede brindar un enfoque de tal magnitud.

Por ello, lejos de emitir cualquier cuestionamiento a las enseñanzas de El Kybalion, encuentro en dicha literatura una fuente de conocimiento importante, inclusive sobre la cual puedo recargar algunas ideas que he manifestado en este blog.  Para muestra basta un botón: El Principio de Mentalidad que alude que el TODO es mente; que el universo es mental… este postulado afirma que el TODO crea el Universo mentalmente, de una manera parecida al proceso mediante el cual el hombre crea sus imágenes mentales, ello es simplemente una reproducción exacta de lo que los científicos modernos hablan de los procesos cognitivos, es decir, representaciones mentales creadas por la interacción entre sujeto cognoscente y objeto de conocimiento. Mi universo intelectual es una creación de mi mente y de los procesos racionales que generan.

Por tanto, podemos criticar la literatura que no sigue las estructuras lógicas formales y científicas bajo las cuales estemos acondicionados, pero no podemos negar y cuestionar que tales postulados, como los emitidos por el Kybalion, son un tipo de conocimiento, que confrontado o no con el conocimiento científico, es válido y ostentan puntos de similitud demostrables.

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