El protocolo de
investigación se constituye como el primer paso, desde una perspectiva formal,
de la investigación científica ya que delimita el problema por abordarse, la
hipótesis por comprobarse o refutarse, la metodología que seguiremos en la
investigación, los medios de prueba que ofreceremos, así como las técnicas que
delimitarán nuestra actividad.
Por su parte el
plan de trabajo delimita las actividades que nos llevarán a desarrollar todos y
cada uno de los pasos especificados en el protocolo de investigación, es decir,
las tareas por ejecutarse de manera detallada (podemos establecer actividades
mensuales para seguimiento con el tutor, o bien, de manera individual para seguimiento
personal), es el establecimiento de metas, y la forma y donde las lograremos.
La planeación del
trabajo debe ser estructurada a detalle, pero sin perder el suelo, debe ser
realista sujetándose a parámetros lógicos. Ya en otras publicaciones hemos hablado de la
utilización de la lógica dentro de la investigación jurídica. Dentro de la estructura del protocolo de
investigación, el hecho de prever el plan de trabajo resulta en sacar el mayor
provecho posible y revestir de eficiencia la investigación… Recordemos que
calidad y cantidad no son excluyentes, pudiendo tener un trabajo amplio con
bastante calidad.
Considero que la
elaboración de los mismos es sencilla, cuando tenemos claro en nuestros
proyectos el objetivo de nuestra investigación, la problemática resulta de
seguirlo al pie de la letra para arribar al objetivo deseado. Determinar la importancia de uno sobre el
otro no tiene cabida, debido a que tienen finalidades diferentes, mientras que
el protocolo de investigación nos permite revestir de una lógica formal
(estructura adecuada) y de contenido a nuestra investigación, el plan de
trabajo indica las actividades que debemos seguir para el avance de la misma
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